Cada año en Todos Santos rezaba en la casa de mi abuelita. Al final ella decía, “Levanten lo que quieran y siempre escogía los mantecados, mis favoritos.” Y hoy las preparo. Comienzo con los ingredientes secos. Harina, canela, sal y polvo de hornear. Mezclamos, reservamos. Por otro lado, manteca suave y azúcar se encuentran. Con una espátula las juntamos. Ahora batimos hasta que se vea cremoso. Ahora se une un huevo y una yema. El secreto para que queden suavecitos. Continuamos batiendo hasta que tenga esta consistencia. Ahora agregamos nuestro preparado de ingredientes secos. Integramos y cuando sea el momento, manitas en acción. No amasamos, solo unimos hasta que se forme una masa suave y que no se pega. Ahora dividimos. Yo hice porciones de 45 g. Para darles forma usé un choclo seco y también puedes usar una tapita o un vaso. Para bañarlos mezclamos una yema de huevo y leche. El toque final, azúcar y al horno. 25 minutos después y están listos, suavecitos y ricos. Cada mantecado me hace muy feliz. Me llenan de recuerdos de los que ya no están. Mis abuelitos Victoria y Ángel, que siempre los llevo en mi corazón. Guarda y comparte. Nos vemos. Oh.

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